viernes, 17 de enero de 2014

El análisis audiovisual como una función didáctica

UNIVERSIDAD DE CALDAS
FACULTAD DE ARTES Y HUMANIDADES
PROGRAMA DE DISEÑO VISUAL
MAESTRÍA EN DISEÑO Y CREACIÓN INTERACTIVA
5ta. COHORTE

REFLEXION FINAL
SEMINARIO TEORIAS DE LA CREACIÓN AUDIOVISUAL
Dr. Eduardo Russo

El análisis audiovisual como una función didáctica

Félix Augusto Cardona Olaya. Código: 2211122960
Octubre 15 de 2012

Quien enseña sin emancipar, embrutece (Russo, 2012 citando a J. Jacotot)

Como núcleo inicial para este texto, partiré de la noción clásica y fundamental de la filosofía que enuncia que el universo se compone con seres y cosas; Los primeros crean y definen a las segundas, así, cada cosa es determinada por su duración, individualidad, singularidad y autonomía esencial. A estas cosas les atribuimos una significación frente a las condiciones que nos definen como ser, otorgándoles estados referidos a nuestra propia condición o como bien señala Husserl es “un colocarse ante la vida”.

Y en este sentido, se puede señalar que como individuos que formamos parte de la sociedad del mundo occidental, actualmente vivimos una cultura de lo audiovisual que privilegia la gratificación sensorial, visual y auditiva de las imágenes, a través de medios como la televisión, el cine, el video, los dispositivos móviles y la internet, los cuales conjugan intelecto, emociones y sentimientos mediante una mixtura diseñada, a veces no diseñada de imágenes y sonidos constantes, los cuales recorren uno a uno y entre todos ellos gran parte de nuestra cotidianidad en diversos contextos.

Ahora antes que leer textos escritos, como forma primigenia del aprendizaje sobre las cosas del mundo, se da este inicio observando imágenes de las cosas, en cualquiera de estos medios, lo que permite ver desde lejos[1] cosas que pueden estar en cualquier sitio y desde cualquier distancia. Lo cual, ha cobrado tanta importancia para los seres que las crean que se habla de que vivimos en una iconosfera[2], donde las formas de producción, distribución y exhibición de las cosas que se expresan mediante imágenes y sonidos, lo audiovisual, ha producido grandes transformaciones en el modo de analizar, comprender y proyectar el mundo.

Uno de los ejemplos más claros de esta transformación por medio de lo audiovisual, es lo que se ha denominado cine, palabra abreviatura del termino cinematógrafo con el que se  denomino el dispositivo inventado por los hermanos Lumière, la cual se origina por la unión de κινή (kiné: movimiento) y de γραφóς (grafos: imágenes): “imágenes en movimiento”, que fue uno de los tantos procesos de lo audiovisual donde convergían técnicas y aportaciones científicas desde muchos campos, suscitados desde mediados del siglo XIX hasta 1906, época en la cual, tras muchas variables que pasan por lo socioeconómico y político hasta lo tecnológico el cine se impuso.

Como una atracción para masas que contaba historias bajo un aspecto voyeuristico, en donde el publico, se convertía en un espectador, contrario a maneras de cine que solo querían mostrar, expresar o contar algo, involucrando al publico con lo audiovisual, el que observaba la pieza podía ver, y hasta sentir, la mirada del actor que se dirigía a la cámara y por ende a él (Gunning, 2006), algo similar a lo que se pretende con las formas de creación audiovisual actuales.

El cine, como creación audiovisual en un proceso histórico no mayor a 20 años, se convirtió en uno de los referentes mas importantes para definir los modos de vida de la sociedad moderna y proyectar las cosas que esta crea desde sus mismos inicios, de maneras muy diversas, pero siempre con el proyecto de ser un espectáculo para la diversión de grandes masas, un cine de atracción.

Lo cual, permitió y permite establecer miradas sobre las cosas del mundo de maneras distintas, a veces ni previstas por sus propios creadores, como el caso de los hermanos Lumière, que un principio no vieron sentido comercial a su invención y consideraban que debería aproximarse más al campo científico.

Pero luego de la primera exhibición pagada por un publico de París en 1895 con las cintas “Salida de la fábrica Lumière”, “Llegada de un tren a la estación de la Ciotat” y “El regador regado”, el cine comenzó su historia como testigo, testimonio, guía y proyección de la vida cotidiana para muchas personas, alejándose diametralmente de una perspectiva científica, desarrollando un modelo propio de desarrollo enfocado en la narrativa, en el contar historias que permitieran mediante ilusiones ópticas anexas a su propio principio funcional.

Lo narrativo, entonces dentro del cine tuvo en paralelo varias alternativas desde perspectivas como las expuestas por Méliès o los propios Lumière entre otras muchas, definidas por su intención de entretener con una estética de transparencia (Gunning, 2009:45) frente a la representación de las cosas y los seres del mundo, que permitió establecer un proyecto ideológico y un modelo teórico que por múltiples variables se consolido como el mas popular y mejor distribuido dentro de la dinámica de todas las creaciones audiovisuales posibles, que no dejaron de existir, si no que pasaron a un mundo subterráneo debido al modelo político y económico imperante desde el inicio mismo del cinematógrafo, por lo cual, el cine como proyecto y modelo de producción audiovisual, se considera como el mejor, o peor aun, como el único modelo audiovisual a seguir.

Sin embargo, encontramos que a través de la historia existieron y existen otros modelos y proyectos de producción audiovisual,situadas en una encrucijada entre varios sistemas de proyección de imágenes de los que se tenían noticia desde la antigüedad clásica, los desarrollos fotográficos que se estaban sucediendo desde la tercera década de ese siglo, y la oleada de juguetes ópticos que aunaban difusión popular de ciertas teorías científicas con diversión a diversa escala, produciendo ilusión visual” (Russo, 2009) cada uno de los cuales “hace cine a su modo, y con eso, nos hace ver el cine de otra manera, porque este es un tipo de relaciones entre imágenes, y entre imágenes y espectadores, y no una realidad inmutable. Tan solo una explicación histórica” (Gunning, 2009:48)

Que retoma el poder analítico del primer cine, en donde la experimentación con la imagen era la búsqueda constante, y en ella, el análisis mas que la narrativa sobre las cosas del mundo era lo esencial, pues bajo esta óptica para el cine ya no debe pensarse la “imagen como objeto, sino como acontecimiento, campo de fuerzas o sistema de relaciones que pone en juego diferentes instancias enunciativas, figurativas y perceptivas de la imagen” (Parente, 2009:43).
Lo que establece que la concreción de una imagen es el resultado de procesos muy complejos, que dan cuerpo a una idea, que en principio es descriptiva, porque la cosa se impone al concepto, pero en el desarrollo mismo del proceso audiovisual esta concepción se desarrolla como la esencia misma del mensaje, la imagen se convierte en algo más simbólico, profundo, universal y la imagen de las cosas descritas cede paso al concepto construido de ellas.
En este proceso entre descripción y conceptualización a través de una interactividad continua, se concretiza la imagen como un concepto acerca de la realidad y su posible representación (Gonzales, 2010). La imagen así, se revela con autonomía e inicia un proceso de decisiones continuo, tanto para el espectador, como para el autor, puesto que a partir de esa primera imagen, el espectador no logra precisar en que momento la imagen dice algo más que su propia forma, y se convierte en concepto, lo cual obliga a conocer y utilizar las tecnologías de lo audiovisual mas allá de lo que el cine, tal y como lo concebimos, nos ofrece como principal medio para integrar las imágenes, los sonidos y los conceptos.
Por lo tanto para generar conocimiento, es decir, conclusiones acerca de esta integración, implica, otras formas de pensar, otras estéticas, otros códigos y otros lenguajes que permitan comprender que los medios audiovisuales como el cine, no presentan la realidad tal cual, sino, que la representan mostrando sólo una parte de lo que ocurre en el espacio y tiempo donde acontece el hecho y no obstante el deleite y placer que nos provocan las imágenes y los sonidos (Ferres, 1993) que conforman un producto audiovisual como el cine.
De manera tal que el cine, debe ser entendido como uno los principales medios que están formando a las sociedades, aunque no se lo proponga, pues transmite de manera intencional conocimientos, principios y valores al proceso del conocer, aprender y transformar dentro del complejo fenómeno de la recepción. Se establecen así, mediaciones y filtros a través del propio bagaje cultural en donde la comunicación audiovisual se ha convertido en hegemónica, tanto así, que si no se dominan los códigos de la expresión audiovisual los emisores y receptores dentro de este proceso, llevan a que la sociedad sea una institución pasiva y acrítica (Orozco, 1988).
Mas aun, cuando ya ni siquiera debemos salir de nuestros habitáculos cotidianos de convivencia familiar o pagar una entrada a un espacio diseñado, para poder acceder a la proyección de sus productos donde se vive la “fascinación de la sala oscura” y todo el rito moderno que se creo alrededor de la asistencia a estas funciones de cine, pues ahora en espacios de intimidad individual por medio de las nuevas tecnologías de pantallas y los dispositivos con una gran capacidad de almacenamiento en una configuración morfológica de mínimas dimensiones, o la posibilidad del acceso en línea a través de la Internet, han hecho posible que llegue el cine a espacios jamás imaginados como en la palma de la mano en cualquier momento y lugar, mas aun, sin necesidad de compartir con otros espectadores.

Con esta revolución de formato, apoyada por la tecnología digital, el cine como medio de comunicación de masas tradicional se incorpora impajaritablemente a las redes telemáticas. El ciberespacio se constituye así, como el nuevo espacio de comunicación social donde confluyen todos los medios convertidos en datos de información, para servir la "realidad sensible a domicilio", como auguraba Paul Válery.

De manera que ver cine, de observarlo, se convierte en un proceso donde el espectador, o mejor dicho, todos los tipos de espectadores posibles hoy en día, son reconocedores expertos de las “formas activas proyectadas sobre sí. Incluso desde los inicios mismos de la teoría cinematográfica fue claro que el trabajo de espectador es algo opuesto a la pasiva condición de receptor, pero las actuales condiciones complejizan mucho más la relación y posición en juego”. (Russo, 2009)

Por lo cual, se enfrentan a un mundo abstracto de conceptos e ideas, interpretan en un contexto gramatical y son quiénes controlan la experiencia y el ritmo del proceso de comprensión e interpretación de lo audiovisual. El cine ya deja de ser entretenimiento puro y lleva a una reflexión sobre las cosas y los seres del contexto inmediato, pasado y futuro, y con ello, a una emancipación como “refutación en acto de un reparto a priori de las formas de vida. Es el movimiento por el cual aquellos que se situaban en el mundo privado se afirman capaces de una mirada, una palabra y de un pensamiento públicos” (Russo 2012 citando a J. Ranciere)

Este nuevo modo de conocer e interactuar con la tecnología a través de lo audiovisual, en forma narrativa o no narrativa, gracias a las múltiples posibilidades del cine debe repercutir en cierta manera en la elaboración del pensamiento humano, por ello, en la educación superior, sobre todo en profesiones donde la creatividad y la concepción de proyecto son esenciales, no se puede ignorar el caudal de información que proporciona el cine, ya que este hace parte misma de los saberes cotidianos socialmente significativos y forman parte del contexto, con lo cual, muchos espectadores toman posición ante la vida.

Al estar frente a las pantallas, se expone a una variedad de estímulos informativos, mientras que en un aula los estímulos son más unidimensionales (Morduchwiez, 1997) la información que se genera en la interacción entre estudiante y profesor es más lenta, se privilegia lo verbal y el escrito, no obstante, la nueva generación audiovisual de este fin de milenio, ha desarrollado sus capacidades perceptivas y es capaz de procesar más información que las generaciones que les precedieron (Orozco, 1998).

Estos cambios culturales y de pensamiento están presentes y modifican el actuar cotidiano necesario para lograr un efectivo proceso de enseñanza-aprendizaje, y en este sentido el cine, puede ser un mediador y debe asumir una postura activa o pasiva, de rechazo o estímulo, en el proceso de enseñanza y aprendizaje, convirtiéndose en un recurso didáctico para la educación superior, puesto que si los estudiantes en su vida cotidiana a través de este medio audiovisual encuentran certezas o preguntas frente a su existencia, seria posible y muy efectivo para el proceso de formación profesional y mas aun, ciudadana, que este mismo medio les permita analizar, reflexionar y criticar los mensajes que le ofrecen a través de los múltiples dispositivos y pantallas que encuentran y de las cuales son poseedores tanto estudiantes como profesores.

Así, las mediaciones contextuales tanto en la relación estudiante-docente y en la relación generacional dada por si misma en este proceso de interacción, podrían tener lugar en crear espectadores con criterio suficiente para ver que las narrativas o las imágenes y sonidos productos del cine no se desarrollan en el vacio, sino que están mediadas, delimitadas y proyectadas por la cultura particular, estilos de vida, clase social, identidades políticas, sexuales, religiosas y culturales de los creadores y de los espectadores, puesto que el cine “está hecho con tiempo visible y audible. En el contexto general de una tendencia a la configuración de un puro presente requiere de la instalación y apertura de otras temporalidades, modulando nuevas posibilidades de mirada y escucha, que puedan enfrentarse tanto a los misterios de lo visible o audible, como a los de lo invisible o el silencio” (Russo, 2009).

Esta mediación como concepto analítico para abordar la interacción (Martín-Barbero 1987) entre el proceso enseñanza-aprendizaje y el cine, es una instancia cultural desde donde el público de los medios produce y se apropia del significado y del proceso comunicativo que permiten la integración de todas las facultades psíquicas y físicas del estudiante en el contexto inmediato del aula, así como en su contexto vivencial, pues en ellos se ve cine y en muchas ocasiones esta acción ocupa un lugar privilegiado, provee de temas de conversación, invade su intimidad, pone en juego su afectividad y se relaciona a partir de lo que es, y desde ahí interactúa con su comunidad, a su vez que conforma sociedad.

Entonces se debe dar mas potencialidad al otro lado del proceso de la comunicación llamado recepción, conformado por las resistencias y las variadas formas de apropiación de los contenidos de los medios en un contexto más amplio, teniendo en cuenta las distintas redes que se configuran y los procesos que allí tienen lugar (Martin- Barbero, 1987) por esto el profesor como parte de esta interacción, debe configurarse como guía en este proceso de recepción, al conjugar contenidos programáticos de formación con el observar, ser espectador del cine, lo cual facilita el contenido informativo y permite generar sensaciones, emociones y actitudes donde se integra lo visual, lo auditivo, el  intelecto a la estructura del conocimiento, de acuerdo con las características específicas para la cual fueron creados y con la función didáctica que se les asigne.

Las nuevas generaciones nacen y se desarrollan con el lenguaje audiovisual en su gran mayoría, de manera que integran lo cognoscitivo y lo afectivo de forma simultanea, tal y como lo hace el cine, donde a cada imagen y sonido, corresponde una sensación afectiva, pero también un significado cultural, así, que si se pretende ser espectador de cine con formación critica, tal y como lo pretende esta mediación entre el proceso enseñanza-aprendizaje con el cine, debe permitirse una formación mas allá del análisis y comprensión ,a veces simple, de la narrativa que nos pueda traer cada pieza. Se hace necesario entonces que se cree una relación más directa entre los procesos de enseñanza-aprendizaje de cualquier profesión con el cine, debido primero, a que este último puede expresar cualquier cosa requerida por los seres que se forman.

Y segundo, que el enfrentar cada una de las imágenes, los mensajes, los sonidos, los silencios y las acciones desde cada subjetividad, pero con criterio objetivos, podría llevar a conocer y entender lenguajes propios y su funcionamiento, desafiando el proceso de formación en creatividad que a veces se centra solo en ciertos aspectos técnicos y tecnológicos, no solo en la creación audiovisual, si no también en otro tipo de expresiones del ser en cada contexto.

Se hace entonces necesario que se considere la función didáctica del análisis audiovisual, como una herramienta pedagógica que a través de los medios por los cuales se transmite y se es espectador de cine, se logre actitud critica para la formación humana y profesional, puesto que tenemos gracias al contexto actual la posibilidad de llevar cine a cada persona, a cada estudiante, a cada individuo, pero que sin formación sobre el como analizar lo audiovisual, perdería mucho de lo que ofrece cada uno de los films, “por ello se deberá complementarse con actividades que refuercen ese costado gregario que es tan constitutivo del espectador como su trato íntimo con cada film” (Russo, 2009)

Para ello deberá formarse primero con la construcción de un material audiovisual, en donde por su misma naturaleza, se acercara a la tecnología, a las tendencias culturales, a las nuevas narrativas, a las formas de creación de imagen y sonido, a un sinnúmero de elementos que para cualquier estudiante será un sistema integral de analizar, comprender y dar un punto de vista critico frente a su contexto, su formación, su individualidad, su sociedad.

Y en un segundo proceso de formación, se deberá contemplar la enseñanza de ejercicios de análisis fílmicos y de otros productos audiovisuales, que permitiría el desarrollo de un pensamiento autónomo y emancipador que permita comprender los determinantes sociales, psicológicos e ideológicos de los procesos de comunicación y significación (Brisset, 2011), que hacen que una sociedad y sus individuos se coloquen ante el mundo.

De manera que se conciba el análisis audiovisual como una función didáctica primordial para lograr una mejor educación superior dentro de nuestros contextos, formando mas que profesionales, seres integrales que observen y vean las cosas de manera proactiva, como los que brindan infinidad de filmes de los cuales siempre hago referencia para dar puntos de apoyo para lograr éxito en el proceso de enseñanza-aprendizaje en el cual estoy inmerso por vocación, convicción y conveniencia.




Referencias:

1.    Brisset, Demetrio, Función didáctica del análisis audiovisual. Análisis fílmico y audiovisual. Ed. UOC. Barcelona, 2011
2.    Ferrés, Joan. Video y Educación. Ed. Paidós. España. 1993.
3.    Gubern, Román. Exploración de la iconosfera contemporánea. Ed Gustavo Gili, Barcelona, 1987
4.    Gunning, Tom. Cine de atracciones el cine de los comienzos, su espectador y la vanguardia. Compilado como: Cinema of atractions: Early film, its espectator and the avantgarde. En Wanda Strauben. Ed. Cinema of attractions Reloaded. Amsterdam, Amsterdam Universidad Press, 2006. Pp 381-888. Trad. EAR
5.    Martín-Barbero, Jesús. De los medios a las mediaciones. Ed. Gustavo Gili. México, 1987
6.    Mendoza Sánchez, María del Socorro. La generación audiovisual en el proceso del conocimiento. En revista de educación y cultura nº 12 Guadalajara, México, Febrero 2000. PP 50 – 55
7.    Morduchwiez, Roxana. La escuela y los medios. Ed. AIQUE. Argentina, 1997.
8.    Orozco Gómez, Guillermo. El Maestro frente a la influencia educativa de la Televisión. Guía de Educación Básica. Fundación SNTE. México, 1998.
9.    Parente, André. La forma cine: variaciones y rupturas. En revista Estudios sobre cine y artes audiovisuales.2009. PP 41-57
10.  Russo, Eduardo. Espectadores y pantallas contemporáneas. Artículo originado en la conferencia presentada en el1er Foro Iberoamericano de Cine Ciudad de Bogotá dictada el 14 de junio 2009, Disponible en http://filmandfilm.com/index.php/es/actualidad-noticias.html
11.  Russo, Eduardo. Apuntes del seminario Teorías de la creación audiovisual para la V cohorte de la Maestría en Diseño y creación interactiva. Universidad de Caldas, Manizales, 2012.





[1] Es interesante señalar que uno de los medios audiovisuales mas populares como la televisión en su origen etimológico concentra esta idea: puesto que la palabra es la unión de la voz griega τλε (tēle, «lejos») y la latina visiōnem: ver desde lejos

[2] Iconosfera: ecosistema cultural formado por los mensajes icónicos y audiovisuales que envuelven al ser humano, basado en interacciones dinámicas entre los diferentes medios de comunicación y entre éstos y sus audiencias. Del texto La mirada opulenta. (Gubern, 1987) 

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